Elegir el sistema constructivo idóneo para ser aplicado en una obra, hay que tener en cuenta algunos factores como: disponibilidad económica, ubicación geográfica, tiempo de entrega, durabilidad de la obra (hay obras que tendrán un tiempo de duración determinado), de materiales a utilizar, etc.
En nuestro medio, el sistema tradicional es el predominante. Este sistema consiste en una estructura de hormigón armado y mampostería de ladrillos o bloques. El hormigón armado se introdujo en el país a inicios del siglo XX, aplicado a ciertas obras emblemáticas, y en décadas posteriores se fue popularizando hasta la actualidad.
El hormigón armado tiene algunas cualidades importantes como:
- Resistencia.
- Durabilidad.
- Adherencia.
La seguridad es otra de sus grandes cualidades, en un gran incendio un edificio puede llegar a quedar inservible pero no colapsa. Mientras que con una estructura metálica por ejemplo hay que aplicar ciertos procedimientos adicionales para que las paredes de mampostería no se fisuren por movimientos del edificio ya sea por sismos, asentamientos y hasta por el paso de vehículos pesados.
Su desventaja ante otros sistemas es que es muy pesado y emplea más tiempo en ejecución. Además por su peso, la cimentación aumenta e incrementa su costo.
He destacado en este artículo el sistema constructivo tradicional respetando la preferencia
de nuestra gente por él. Llegar a tener “la casita de cemento” es una expresión que refleja en nuestro pueblo un anhelo de progreso y seguridad.
En el siguiente artículo analizaremos los demás sistemas, por ahora cerraré con una anécdota en mi vida profesional. En una ocasión diseñé y construí una vivienda para un cliente que vivía en USA y no le gustaba los sistemas constructivos que aplicaban allá y en una de sus cartas me pidió que se la construya con el sistema constructivo tradicional.
Escrito por: Arq. Diógenes Saverio.